Por qué duele la mandíbula

Por qué duele la mandíbula

¿No te ha pasado que a veces estás masticando y de pronto empieza a dolerte la mandíbula o simplemente no haces nada, pero aún así sientes esa molestia? A pesar de que pensemos que aparece de la nada y que es algo ocasional, puede ser generado por múltiples factores, como problemas dentales, tensión, entre otros. Es por ello que entender por qué duele la mandíbula es muy importante para que podamos identificar de manera más rápida el verdadero origen de este problema y tratarlo a tiempo, ya que puede convertirse en algo que afecte tu salud de una manera más grave.

Muchas personas suelen ignorarlo, porque siempre pensamos que es normal o que luego se pasa. Sin embargo, puede ser un indicador de que algo no está funcionando como se debe en los músculos, las articulaciones o los dientes. Por esa razón, es muy importante que le prestemos atención a todas las señales. Si aún no sabes identificarlas, no te preocupes, que en este artículo te lo explico.

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Mujer con un dolor en la mandíbula

¿Qué significa el dolor en la mandíbula?

Sentir dolor en la mandíbula es más común de lo que parece y puede deberse a múltiples factores. Muchas personas se preguntan por qué duele la mandíbula, sobre todo cuando la molestia aparece al masticar, hablar o incluso al despertarse por las mañanas. Este dolor no siempre está relacionado con un solo problema: puede tener su origen en los músculos, en las articulaciones o incluso en los dientes. Comprender su causa es el primer paso para encontrar alivio y evitar que se convierta en un malestar crónico.

El dolor mandibular puede variar desde una ligera molestia hasta una sensación punzante que irradia hacia el oído, el cuello o la cabeza. En algunos casos, es temporal y desaparece por sí solo, pero en otros puede ser una señal de que existe un trastorno más serio, como problemas en la articulación temporomandibular (ATM) o un cuadro de bruxismo.

Diferencia entre dolor muscular, articular y dental

Saber por qué duele la mandíbula implica distinguir de dónde proviene el malestar, ya que no todas las causas se tratan de la misma manera.

A continuación, te explicamos las tres más frecuentes:

Tipo de dolorCausa principalSíntomas característicosCuándo apareceTratamiento más común
Dolor muscularTensión o sobrecarga en los músculos faciales (por estrés o bruxismo).Sensación de presión o rigidez en la mandíbula, dolor difuso que puede irradiarse al cuello o las sienes.Al despertar, después de masticar mucho tiempo o en momentos de estrés.Ejercicios de relajación, masajes faciales, férulas de descarga y manejo del estrés.
Dolor articular (ATM)Inflamación o desajuste de la articulación temporomandibular.Chasquidos al abrir la boca, dificultad para masticar, dolor que se agrava al mover la mandíbula.Durante el movimiento de abrir o cerrar la boca, al masticar o hablar.Terapia física, antiinflamatorios, fisioterapia maxilofacial y férulas de reposicionamiento.
Dolor dentalProblemas en los dientes o encías (caries, abscesos, muelas del juicio).Dolor punzante o localizado, sensibilidad al frío o calor, inflamación.Al morder, comer o ante estímulos térmicos.Tratamiento dental específico: empastes, limpiezas, endodoncia o extracción según el caso.

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Imagen de una boca abierta debido a que tiene las muelas del juicio  una de las causas de por qué duele la mandíbula

Principales causas de por qué duele la mandíbula

El dolor mandibular puede tener múltiples orígenes. Comprender por qué duele la mandíbula ayuda no solo a aliviar la molestia, sino también a prevenir problemas mayores que pueden afectar la función y el bienestar general de la boca. Desde afecciones dentales hasta hábitos involuntarios, las causas más comunes suelen estar relacionadas con el estrés, la masticación y la salud bucal.

Caries, abscesos y muelas del juicio

Las caries profundas pueden alcanzar la pulpa dental, generando inflamación y dolor que se extiende a la mandíbula. Si la infección progresa, puede formarse un absceso dental, es decir, una acumulación de pus que genera hinchazón, sensibilidad e incluso fiebre. Este tipo de dolor se percibe como una presión constante y pulsante que aumenta al morder o al hablar.

Por otro lado, las muelas del juicio también son una causa común de por qué duele la mandíbula. Cuando no tienen suficiente espacio para salir, pueden quedar parcialmente cubiertas por la encía, presionando los dientes cercanos y generando dolor que se irradia hacia el oído, el cuello o la cabeza. En estos casos, el tratamiento suele requerir una evaluación odontológica para determinar si es necesario extraerlas o aplicar un tratamiento específico.

El hábito de rechinar los dientes

El bruxismo es otra de las principales razones por qué duele la mandíbula. Este hábito involuntario de apretar o rechinar los dientes, especialmente durante el sueño, ejerce una presión excesiva sobre la articulación temporomandibular y los músculos faciales. Con el tiempo, puede causar dolor, rigidez, microfisuras en los dientes y hasta limitación para abrir la boca.

El bruxismo está estrechamente relacionado con el estrés y la ansiedad. Muchas personas no son conscientes de que lo padecen hasta que comienzan a notar dolor al despertar o desgastes visibles en los dientes. En estos casos, es recomendable acudir al dentista para recibir un diagnóstico y considerar un tratamiento de bruxismo que ayude a reducir la tensión mandibular, proteger los dientes y aliviar la presión muscular.

Trastornos en la articulación temporomandibular (ATM)

Otra causa frecuente de por qué duele la mandíbula se encuentra en la articulación temporomandibular, conocida como ATM. Esta articulación conecta la mandíbula con el cráneo y permite movimientos esenciales como masticar, hablar o bostezar. Cuando su función se altera, por tensión muscular, golpes o desajustes en la mordida, puede provocar dolor, rigidez y chasquidos al abrir o cerrar la boca.

El dolor mandibular originado en la ATM no solo afecta la zona cercana al oído, sino que también puede irradiarse hacia el cuello o la cabeza, generando cefaleas tensionales o molestias al masticar alimentos duros. En los casos más severos, la persona puede tener dificultad para abrir completamente la boca o sentir que la mandíbula se “traba” al moverse.

Golpes, lesiones o tensión muscular

En muchos casos, el dolor mandibular no se debe a problemas dentales o articulares, sino a causas físicas externas. Golpes, caídas o movimientos bruscos pueden afectar la estructura de la mandíbula y generar inflamación en los músculos o ligamentos que la rodean. Comprender por qué duele la mandíbula tras una lesión es clave para recibir el tratamiento adecuado y evitar complicaciones mayores.

El dolor por tensión o lesión muscular puede sentirse de manera constante o solo al abrir la boca o masticar. En algunos casos, también puede irradiarse hacia el cuello, el oído o el rostro, confundiendo al paciente respecto a su origen real.

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Imagen de un hombre agarrándose la mandíbula porque le duele

Síntomas que pueden acompañar el dolor mandibular

Cuando las personas se preguntan por qué duele la mandíbula, muchas veces no se trata solo de una molestia localizada. Este tipo de dolor puede venir acompañado de otros síntomas que ayudan a identificar la causa real del problema. Prestar atención a estos signos es fundamental para realizar un diagnóstico preciso y prevenir complicaciones más graves.

Dolor de cabeza, oído o cuello

El dolor mandibular suele estar estrechamente relacionado con molestias en otras zonas del rostro y la cabeza. Es común que quienes padecen problemas en la articulación temporomandibular (ATM) experimenten dolores de cabeza tensionales, especialmente en la sien o detrás de los ojos.

Asimismo, el dolor puede irradiarse hacia el oído, generando una sensación de presión o zumbido constante, lo que hace que algunas personas crean erróneamente que se trata de una infección auditiva. En otros casos, la tensión en los músculos de la mandíbula se extiende hasta el cuello y los hombros, provocando rigidez y sensación de cansancio muscular.

Chasquidos o limitación al abrir la boca

Uno de los síntomas más característicos cuando se intenta entender por qué duele la mandíbula son los chasquidos o crujidos al abrir o cerrar la boca. Este sonido puede ser señal de un desajuste o inflamación en la ATM. En algunos casos, se acompaña de una sensación de “bloqueo” que impide abrir completamente la boca o causa dolor al masticar.

Aunque muchas personas se acostumbran a estos chasquidos, ignorarlos puede empeorar el problema con el tiempo. Si el dolor o la limitación son persistentes, es recomendable acudir al dentista o a un especialista en articulación mandibular.

Sensación de fatiga facial

Otro síntoma común relacionado con por qué duele la mandíbula es la fatiga o cansancio en los músculos faciales. Esto ocurre principalmente en personas que aprietan la mandíbula de manera inconsciente, ya sea por estrés o bruxismo. El dolor suele intensificarse al final del día o después de hablar o masticar durante mucho tiempo.

Inflamación o sensibilidad al tacto

En algunos casos, la zona cercana al oído o a la articulación mandibular puede sentirse inflamada o sensible al tacto. Este síntoma suele indicar una inflamación muscular o articular, especialmente si va acompañado de calor local o enrojecimiento. También puede manifestarse al dormir de un lado o al apoyar la cara sobre una superficie dura.

Zumbidos o mareos leves

Las personas que presentan problemas en la ATM y no saben por qué les duele la mandíbula pueden experimentar zumbidos en los oídos (tinnitus) o incluso mareos leves. Esto se debe a que la articulación mandibular está muy cerca del oído interno, y cualquier tensión o desplazamiento puede afectar el equilibrio y la percepción auditiva.

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Tratamientos más comunes cuando duele la mandíbula

Tratamientos más comunes cuando duele la mandíbula

El tratamiento adecuado depende directamente de la causa por qué duele la mandíbula. No existe una única solución, ya que el origen puede estar en los músculos, en la articulación temporomandibular, en los dientes o incluso en factores emocionales. Por eso, lo más importante es realizar una evaluación profesional que permita identificar el motivo del dolor y aplicar el tratamiento más apropiado para cada caso.

Tratamientos médicos y odontológicos

Cuando el dolor mandibular se debe a problemas dentales como caries, infecciones o muelas del juicio, el dentista podrá realizar empastes, limpiezas profundas o extracciones, según sea necesario. En los casos donde la causa del dolor está relacionada con la articulación temporomandibular (ATM) o con el bruxismo, el tratamiento puede incluir el uso de férulas de descarga, dispositivos que se colocan durante la noche para evitar el rechinamiento de los dientes y relajar la mandíbula.

En situaciones más complejas, donde hay desplazamientos articulares, fracturas o alteraciones severas en la mordida, el especialista podría recomendar una evaluación con un experto en cirugía maxilofacial
. Este tipo de cirugía ayuda a corregir problemas estructurales de la mandíbula y restablecer su función normal, especialmente en casos donde el dolor proviene de una causa ósea o traumática.

En los casos de inflamación o dolor agudo, también pueden prescribirse antiinflamatorios o relajantes musculares para reducir la tensión y mejorar el movimiento.

Terapias físicas y ejercicios para aliviar la tensión

Cuando el dolor mandibular se relaciona con tensión muscular, lesiones o estrés, las terapias físicas son una herramienta muy efectiva. Los ejercicios de estiramiento, masajes faciales y compresas calientes ayudan a relajar los músculos y mejorar la movilidad de la mandíbula.

Los fisioterapeutas maxilofaciales también trabajan la postura del cuello y los hombros, ya que una alineación incorrecta puede aumentar la presión sobre la mandíbula. Comprender por qué duele la mandíbula permite diseñar un plan terapéutico completo, que incluya tanto ejercicios físicos como hábitos de relajación.

Entre los ejercicios más recomendados están:

  • Abrir y cerrar la boca lentamente para mejorar la movilidad de la articulación.
  • Masajear la zona de la ATM con movimientos circulares.
  • Evitar movimientos bruscos al bostezar o masticar.

Cuándo acudir al dentista o al especialista

Si el dolor mandibular persiste por más de unos días, se intensifica o viene acompañado de chasquidos, inflamación o dificultad para abrir la boca, es importante acudir al dentista o a un especialista en articulación temporomandibular. Ignorar el problema puede provocar daños mayores en los músculos y articulaciones.

Un diagnóstico temprano puede marcar la diferencia entre una molestia pasajera y un trastorno crónico. Además, el profesional podrá determinar si el dolor está relacionado con los dientes, la ATM o el estrés, y así ofrecer el tratamiento más eficaz para cada paciente.

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Cómo prevenir el dolor de mandíbula

Cómo prevenir el dolor de mandíbula

Prevenir el dolor mandibular es posible adoptando hábitos saludables y prestando atención a las señales que envía tu cuerpo. Comprender por qué duele la mandíbula no solo sirve para tratar el problema cuando aparece, sino también para evitar que se repita en el futuro. La prevención combina una buena higiene dental, control del estrés y prácticas cotidianas que cuidan la articulación y los músculos faciales.

Hábitos saludables para cuidar tu mandíbula

Una de las formas más efectivas de prevenir el dolor es mantener una rutina de cuidado diario. Aquí tienes algunos hábitos que pueden marcar la diferencia:

  • Mantén una buena higiene bucal: Cepilla tus dientes después de cada comida y utiliza hilo dental. Las infecciones y caries son una de las causas más comunes por qué duele la mandíbula.
  • Evita morder objetos duros: Lápices, tapas de botellas o caramelos muy duros pueden fracturar el esmalte y generar tensión mandibular.
  • Controla la temperatura de tus alimentos: Evita combinar comidas muy calientes con bebidas muy frías, ya que los cambios bruscos de temperatura pueden afectar la estructura dental.
  • Mastica de ambos lados: Repartir el esfuerzo al masticar evita la sobrecarga muscular en un solo lado de la mandíbula.
  • Hidrátate correctamente: Una buena hidratación ayuda a mantener los músculos y articulaciones lubricados y en mejor funcionamiento.

Técnicas de relajación y control del estrés

El estrés es uno de los factores más silenciosos pero frecuentes por qué duele la mandíbula. Aprender a relajarte y manejar las tensiones diarias no solo mejora tu bienestar general, sino también la salud de tu mandíbula.

  • Respira profundamente: Dedica unos minutos al día a la respiración consciente. Inhala lentamente por la nariz, mantén unos segundos y exhala por la boca.
  • Practica meditación o yoga: Estas actividades reducen la tensión muscular y mejoran la postura.
  • Masajea tu mandíbula: Coloca los dedos justo delante del oído y realiza movimientos circulares suaves durante 2 o 3 minutos.
  • Escucha música relajante antes de dormir: Ayuda a reducir el rechinamiento nocturno y mejora la calidad del sueño.
  • Evita apretar la mandíbula durante el día: Si notas tensión, abre ligeramente la boca y relaja la lengua para liberar la presión.

Revisiones periódicas y atención profesional

Finalmente, una de las mejores formas de prevenir el dolor mandibular es realizar revisiones regulares con tu dentista. Esto permite detectar a tiempo problemas como el bruxismo, las caries o alteraciones en la mordida.

  • Visita al dentista al menos dos veces al año: No esperes a sentir dolor para acudir a una revisión.
  • Consulta con un especialista si notas chasquidos o rigidez: Podría tratarse de un problema en la articulación temporomandibular (ATM).
  • Sigue las recomendaciones de tu odontólogo: Si te sugiere fisioterapia o férulas, es importante seguir el tratamiento indicado para evitar que el dolor se vuelva crónico.

Adoptar estos hábitos no solo ayuda a prevenir el dolor, sino también a mantener una mandíbula fuerte, relajada y funcional.

Entender tu dolor es el primer paso para aliviarlo

¿Saber por qué duele la mandíbula es algo muy importante de entender, porque no solo nos va a permitir aliviar el dolor, sino también identificar el origen y, quizás, descubrir un problema que veníamos cargando sin ser conscientes de ello. Puede tratarse de una tensión muscular, un trastorno articular u otra causa, y cada uno de ellos requiere un enfoque distinto para solucionarlo.

Por eso, estar atentos y escuchar lo que nos dice nuestro cuerpo es fundamental para identificar aquello que nos aqueja y tratarlo de forma más rápida. El cuidado de la mandíbula no solo consiste en tener una buena higiene bucal, sino también en cuidar todos nuestros hábitos diarios. Así que, si el dolor persiste, no lo ignores. Siempre es mejor consultar a un especialista para recibir una solución efectiva y definitiva.

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